que hacer si tienes una personalidad adictiva

¿Te has sentido atrapado alguna vez en un mal hábito que te cueste dejar?

Sé lo frustrante que puede ser intentar una y otra vez dejar un mal hábito, luchar durante un tiempo para “volver a caer” y sentir que retrocedes al mismo punto de partida.

La razón por la cual los malos hábitos son tan difíciles de abandonar está en la forma en que nuestro cerebro está programado.

La Ciencia de los Malos Hábitos

Nuestro cerebro busca la gratificación inmediata y la evitación del malestar, y tiende a la repetición de lo que le gratifica.

El mal hábito cumple una función en tu vida: puede que te ayude a calmar los nervios, a recompensarte después de un día duro, a evitar afrontar algo incómodo… etc.

Si además tenemos tendencia a tener una personalidad adictiva, esto empeora las cosas.

Cuando hacemos algo que nos da placer, como comer comida chatarra o ver series por horas, nuestro cerebro libera dopamina, una sustancia química que nos hace sentir bien. Esta liberación de dopamina refuerza el comportamiento, haciendo que queramos repetirlo una y otra vez.

Imagina que tu cerebro es como un perro que siempre quiere una galleta. Cada vez que le das una, el perro se siente feliz y sigue pidiéndote más. Así funcionan los malos hábitos: nos dan una "galleta" de placer, y nuestro cerebro sigue pidiendo más.

¿Cómo cambiar esto?

La buena noticia es que el mismo mecanismo que nos mantiene atrapados en malos hábitos puede usarse para crear "adicciones buenas".

La neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse, nos permite formar nuevas conexiones y fortalecer el circuito de los hábitos saludables.

..y si, esto tiene que ver con lo que siempre estoy repitiendo de “Hacer grande lo bueno” (vs. luchar contra lo malo) … y se relaciona con el ejemplo que te ponía del huerto en el mail de ayer.

Ejemplos de "adicciones buenas":

Cuando quieras cambiar un “mal hábito” voy a darte un truquillo de psicóloga:

No te centres solamente en lo que “tienes que DEJAR DE hacer” .. sino en lo que quieres reforzar y hacer grande en lugar de.

Pon tu energía en hacer grande y fuerte un nuevo hábito que contrarreste al que quieres dejar de tener.

Céntrate en hacer crecer tus “adicciones buenas”, por ejemplo:

1. Ejercicio: Imagina que estás dejando de fumar, prueba a reforzar una nueva “adicción al deporte” en su lugar, como correr o nadar. El ejercicio libera endorfinas, las "hormonas de la felicidad". Piensa en el ejercicio como una "galleta" saludable para tu cerebro.

2. Meditación: En contraposición a gestionar el estrés con una copa o un dulce, intensifica los momentos de calma y fortalece la habilidad de atención plena. La meditación puede ayudarte a reducir la ansiedad y estar más presente. Es como darle un respiro a tu mente, como recargar la batería de tu móvil.

3. Hobbies enriquecedores: Si pasas mucho tiempo en el móvil o consumiendo ocio pasivo, intenta fomentar otro tipo de ocio: por ejemplo leer un libro, pintar o aprender una nueva habilidad. Es como cambiar una comida chatarra por una ensalada nutritiva, te sientes mejor después.

Empieza con objetivos alcanzables. Cambiar un hábito es como subir una escalera: un paso a la vez. No necesitas correr un maratón mañana, solo comienza con una pequeña caminata.

Sabiendo cómo funciona tu mente, puedes usar el mismo mecanismo que sostiene a los malos hábitos para fortalecer hábitos buenos.

Algo así como fomentar una adicción a cosas que te hagan bien.

Ya sabes: como ese colega que dejó de fumar y ahora es un flipado del Crossfit, esa es la idea 😉 

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Recuerda: Los buenos hábitos se forman por el mismo mecanismo que los malos, pero te van a aportar mejores recompensas a largo plazo.

¡Y si crees que eres de los que tienen una personalidad adictiva: puedes usarlo a tu favor!

Un abrazo,